Tengo al grumete de vacaciones, y lo extraño muchísimo.
Así q con vuestro permiso cuelgo aquí un par de líneas que le dedico a él.
El bisel de mi reloj.
Estaban en esa edad en que se es demasiado complicado para ser un niño y demasiado sencillo para ser un adulto. La edad ésa en que las cosas todavía son blancas o negras pero se sabe existe un universo de grises aún lejano. El y ella, hacían una bonita pareja, cada uno ensayando esas cosas que luego parecen propias.
Yo en mi papel de sabio conocedor trataba de explicarle a ella que girando el bisel de mi reloj podía medir algunos espacios de tiempo. ¿Ves?, pongo este triangulito en donde la aguja larga y de aquí a un rato esta marca me dirá cuánto tiempo ha pasado. Yo era el dueño de la varita mágica.
De repente, él, ya más acostumbrado a mi tecnología, resume en tres palabras: ná, un cronómetro de la edad de piedra.
Buen relato me gusta, se extrañan a los peques cuando están lejos, yo nunca habría dicho lo vacío que me siento cuando se marcha un par de días con su abuela, tienen alguna salida que te partes de risa y otras que te dejan descolocao…
pues yo estoy pasando ya 3 semanas sin ellos y no veas…oigo hasta los pasitos de mi chaval de 2 añitos por el pasillo!!! este finde voy a recogerlos ya…a pesar de ecahrlos tanto de menos toy contento porque han estao pasandolo bien en la playa con los abuelos y eso que se llevan de beneficio!!!
Bonita dedicatoria. Y no sabes como me identifico con ella, dado que yo como padre divorciado veo poco a mis hijos, ahora despues de unos años duros por el divorcio (y mucho pelear) parece que se ha estabilizado un poco y puedo verlos fines de semana alternos, la mitad de las vacaciones escolares y los miércoles desde la salida del cole hasta las 20:00.
No es mucho y les echas mucho de menos cuando no les tienes.
