De los rubíes no tengo ni idea.
Pero el tema de las alternancias si lo conozco por motivos profesionales. Intento explicarte.
Imagina que tienes a tu ahijada en un columpio. Está oscilando de un lado a otro, feliz. Tiene una “frecuencia natural” que depende de la masa de tu ahijada, y de la longitud del columpio.
Si tú te colocas tras ella, y empujas su columpio exactamente al mismo ritmo al que éste oscila, y en la misma fase, conseguirás incrementar drásticamente la amplitud de esa oscilación. Si lo haces con la misma frecuencia pero exactamente a contrafase, conseguirás frenar el columpio con la máxima eficiencia.
En ambos casos la clave está en aplicar la fuerza de forma síncrona con el movimiento del columpio. Cuanto más cerca estén la frecuencia de tu acción y la del columpio, con más eficiencia aportarás o retirarás energía de la oscilación.
En teoría, el periodo de la oscilación del columpio no depende de su amplitud. En la práctica, en un sistema real, con fricciones, desequilibrios y asimetrías, la amplitud de la oscilación sí tiene influencia en el periodo.
Pues puedes aplicar los mismos principios al volante de tu reloj.
Como el columpio, oscila de un lado a otro. Como el columpio, su periodo de oscilación depende de sus parámetros físicos (el momento de inercia del volante -distribución geométrica de su masa respecto del eje- y la elasticidad del muelle espiral). Como el columpio, en teoría el periodo debería ser independiente de la amplitud de la oscilación. Como el columpio, en la vida real hay limitaciones constructivas que hacen que eso no sea así, y al cambiar la amplitud, el periodo varía ligeramente (lo sabemos de sobra, vemos que nuestros relojes adelantan cuando nos quedamos sin cuerda y la amplitud de oscilación se reduce).
Y como al columpio de tu ahijada, al volante del reloj le das “empujones” cada vez que te mueves. Aquellos que son traslaciones lineales tienen un impacto limitado en el movimiento del volante. Pero aquellas que tengan una componente angular, tienen una influencia tremenda en la oscilación. Y en nuestras muñecas, los relojes están sometidos a montones de movimientos de rotación.
Si analizas el movimiento de tu muñeca, resulta que la frecuencia más habitual de nuestros movimientos está en torno a los 2 Hz.
Y resulta que un reloj con 18000 alternancias/hora oscila a 2.5 Hz, uno con 21600 a 3 Hz, uno con 28800 a 4 Hz, y otro con 36000 alternancias, a 5 Hz.
Cuanto mas cerca esté la frecuencia del volante de la frecuencia habitual de los movimientos del cuerpo, igual que el columpio, más afectarás a la amplitud de su oscilación. Y como hemos dicho, en un sistema real eso tiene influencia en el periodo de la misma (y por poco que sea, en un reloj se nota, recordemos que un miserable 1% son 36 segundos por hora).
Por tanto, cuanto más bajas sean las alternancias en un reloj de pulsera, más fácil será que el movimiento de su usuario afecte a la precisión del mismo, por estar más cerca su frecuencia de la de los movimientos del cuerpo. Y al contrario, cuanto más rápidas sean las alternancias, más “desacoplado” está el volante del movimiento del cuerpo, y más estable será el reloj. De ahí el interés de los relojes de 36000 bph, pese a las exigencias adicionales que plantean en cuanto a lubricación y materiales.
En la práctica tampoco hay que obsesionarse con esto, porque es sólo un factor entre muchos otros, pero sí tiene su influencia.
Espero haberte sido de ayuda. Perdona la extensión del mensaje.
Un saludo.