No siempre se tiene la costumbre de mirar hacia arriba.
Es un error… sobre todo en ciudades caóticas y anómicas en su trazado y crecimiento horizontal. Buenos Aires es un copie y pegue superpuesto de todo tipo de estilos y escuelas arquitectónicas: edificios con columnas romanas, arcos de medio punto, fachadas moriscas, torres neocoloniales y cúpulas neoclásicas… todo en el mismo edificio sin que a nadie aquí se le caiga el pelo.
Los porteños - artistas en el arte del resumen y las contracciones - dicen que el estilo Ecléctico rioplatense es único. No sé si es único. Pero que es muy llamativo sí puedo dar fé.
El Forjador fue un local de venta de maquinaria agrícola allá por comienzos del siglo pasado. El galpón que ocupaba está en Perú 535 - pleno centro de Buenos Aires -. El dueño del local quería un galpón bello y pomposo; tenía mucho dinero para gastar y lo hizo… la estructura de hierro fue traída de Francia y tiene sello del taller de herrería de Eiffel.
De aquella época no queda nada… un siglo después ese mismo galpón es una discoteca llamada " Museum". Y si bien la construcción tiene una declaración de sitio de interés cultural la escultura que representa un forjador - lo único que se conserva de aquella época - está muy deteriorada.
Cuanta razón tienes Gabriela, yo en la ciudad dónde vivo a veces descubro cosas nuevas cuando miro hacia arriba no se muy bien porqué, pero ahí está una fachada decorada con estilo art deco, una estatua o simplemente unos murales que siempre habían estado ahí pero por la poca costumbre como tu muy bien dices de mirar arriba había pasado cientos de veces desapercibido. El Forjador es una buena muestra de ello y con el sello Eiffel sin duda la hace mas interesante todavía. Gracias por mostrarnos otra curiosidad de nuestro Buenos Aires “querido”.
Muchas gracias marctibu como siempre.
Soy un bicho de campo, como muchos de acá saben. Una persona de campo que hace un par de años vive en una gran ciudad.
La gente de campo tenemos una visión del espacio diferente. Vemos otros horizontes, los ojos se acostumbran a otras alturas y otras luces.
En Buenos Aires las personas no miran hacia arriba. Lo cual es increíble por la cantidad de cosas que se pierden
Quienes deberían mirar hacia arriba son las autoridades y estar mas pendientes de que no se malogre el patrimonio artístico de las ciudades.
Pero claro, muchos están mas pendientes de mirar sus bolsillos a ver como se van llenando.