Por motivos familiares he pasado unos días en Albacete, ciudad que no conocía con anterioridad y de la que voy a intentar trasmitiros mis impresiones desde el punto de vista de un forastero.
Contaros en primer lugar, para quien no recuerde bien este tema, que la provincia de Albacete fue formada en el 1833 con parte de territorios del antiguo Reino de Murcia y otra mayor parte de territorios de La Mancha pasando a incorporarse a la que se denominó Región de Murcia. Los que ya tenemos unos añitos, así lo estudiamos en el colegio. Posteriormente en 1978 con la proclamación de la Constitución y la formación de las Comunidades Autónomas, la provincia de Albacete quedo integrada en la Comunidad de Castilla-La Mancha.
Si por algo es conocido Albacete en toda España es por sus cuchillos y sus navajas, y como es natural, no podía faltar el Museo de la Cuchillería, así que empezaremos la visita por aquí acompañado de mi Longines Hidro.
El Museo se encuentra en un antiguo y bonito edificio modernista construido en 1912 y conocido como la Casa del Hortelano.
Parece ser que la tradición cuchillera se remonta a la época musulmana, pero fue en el Siglo XIX, con la llegada del ferrocarril, cuando empezó una verdadera comercialización exterior de estos productos. Durante el Siglo XX se produjeron cambios en los métodos de producción, en los gustos estéticos e incluso en las sucesivas reglamentaciones que originaron altibajos en esta industria.
En la estación de Albacete y otras cercanas, así como en los propios trenes, era típico encontrar al cuchillero ambulante que en una faja de tela alrededor de la cintura llevaba una carga de unos 10 Kg de peso en mercancías. Más adelante la faja evoluciono a los cinchos de cuero confeccionados por los corrioneros locales (artesanos del cuero) aumentándose la capacidad de carga hasta los 20 Kg debido entre otras cosas a las nuevas variedades en fabricación.
Por último comentar que el nuevo reglamento de armas de 1981 y el inicio de las importaciones de navajas asiáticas fueron poniendo fin a esta venta ambulante.
Después de ver tantas navajas, no podía irme de Albacete sin llevarme una, así que esta fue la que se vino conmigo.
Para los aficionados a estos articulos, os dejo la foto de un escaparate como muestra.
Siguiendo con la visita a Albacete, y en la misma plaza que el museo, se encuentra la catedral de San Juan Bautista, que fue considerada como tal a partir de la creación de la Diócesis de Albacete en 1949. Se trata de un edificio que comenzó a construirse en 1515 sobre la base de una iglesia gótica de finales del siglo XIII y que debido a muchas vicisitudes, las obras duraron hasta bien entrado el siglo XX.
En el año 1958 se realizó la decoración de sus muros con oleos sobre lienzos que fueron posteriormente fijados a las paredes. Cubren una superficie de unos 1000 m2 y tardaron en realizarse 5 años.
En la misma plaza y junto al museo y la catedral se encuentra el Ayuntamiento nuevo.
Algo más distante se encuentra el anterior Ayuntamiento y la Diputación. Estos tres edificios son los que he encontrado con relojes monumentales, aunque la verdad es que no he tenido tiempo de ver toda la ciudad.
También tuve la oportunidad de ponerme guapo para los actos familiares previstos y en esta ocasión me acompaño el Certina 125 Aniversario.
El domingo encontré un mercadillo en la Plaza Mayor. Este día me acompañaba el Hami Navi.
No se veían cosas muy interesantes pero al final encontré algo que traerme. Unos despertadores, un JAZ y un Polaris chino que funcionan bastante bien y un Kaiser que necesita cuidados urgentes. También entro una navajita, que aunque no tiene gran interés, sirvió para cerrar el trato.
Bueno, esta historia se va terminando, así que con mi Mido en la muñeca voy iniciando el camino de vuelta a casa.
Espero haberos entretenido un rato.
PD: Dejo el tema de los quesos manchegos para otra ocasión.
