Todo lo relacionado con los relojes “con valor sentimental” es un terreno resbaladizo, en mi opinión.
¿Cuándo un reloj deja de ser “el reloj de tu padre”? ¿Cuando le cambias la esfera por otra igual, pero diferente? ¿Cuando le cambias la caja y la esfera? ¿Y si en vez de cambiarlas, las restauras a fondo?
No sé, eso es una cosa que dependerá de cada uno.
Ahora bien, dejando al margen el valor sentimental, los relojes vintage tienen valor *vintage *en tanto en cuanto se encuentren en su estado original, y original quiere decir, en este sentido, tal y como salieron de fábrica. Como eso resulta dificilísimo de saber (salvo que se sea el propietario original) y aún más difícil de probar, normalmente tenemos que conformarnos con que todos los elementos sean correctos (el dial que corresponde al modelo, el movimiento que corresponde a la caja y al dial, la corona, etc.). Con eso (relojes auténticos o al menos correctos en todos sus componentes) tendremos piezas de colección, que son las que interesan a los coleccionistas y las que pueden llegar a costar auténticos pastizales.
Los aficionados al vintage podemos llegar a tener unas cuantas piezas en esas condiciones, que por otra parte, se encontrarán en diferente estado de conservación, desde las nuevas o casi nuevas, a las que se encuentran en un estado deplorable. Cada uno tiene un diferente baremo para determinar qué es deplorable, o qué estado de deplorabilidad hace que le dé vergüenza usar un reloj. A algunos les gusta (o no les importa) la pátina marcada (que es diferente a la roña acumulada) y a otros les gusta menos. Llegado ese estado de cochambre que hace que un reloj deje de ser coleccionable, su propietario tiene dos opciones: usarlo para piezas o restaurarlo.
Los relojes restaurados son perfectamente utilizables como relojes, y algunos son piezas excepcionales para su uso cotidiano. Ahora bien, ningún coleccionista de vintages estará interesado en coleccionar relojes restaurados, porque precisamente lo que se valora es la dificultad de encontrar piezas antiguas que se encuentren en un estado coleccionable, no piezas reconstituidas a partir de restos de relojes.
El problema es que cuando un reloj está más deteriorado de lo que somos capaces de disfrutar, la solución pasa por restaurarlo (gastar bastante dinero) y pasar a tener una pieza que ya no es de colección, por lo que normalmente lo que se hace es dejarlo como está.
Si no somos coleccionistas de vintage, y si no tenemos intención de vender el reloj, todas estas consideraciones son un tanto superfluas, en mi opinión, y deberíamos hacer lo que nos pidiese el cuerpo. Ahora bien, tendríamos que ser siempre conscientes de que si lo que tenemos entre manos es un reloj valioso, y lo restauramos, antes o después nos encontraremos con un coleccionista vintage que nos dirá que nos hemos cargado todo (casi todo) el valor del reloj.
Además, encontrar buenos restauradores de esferas es muy difícil. La inmensa mayoría de los trabajos que he visto consisten en tapar los defectos con chapapote, llevarse por delante los efectos del dial original, si los tenía y escribir por encima de ese chapapote con una tipografía normalmente diferente de la original.
Lo mismo ocurre con los pulidos de las cajas, que normalmente se llevaban por delante el acabado original de la carrura, junto con las formas y los chaflanes, aunque en este terreno se ha mejorado mucho últimamente.
En definitiva, yo, personalmente, prácticamente nunca restauraría un reloj (salvo que tuviese valor sentimental y estuviese decidido a mantenerlo a toda costa, y el reloj estuviese en un estado deplorable); antes que restaurarlo, trataría de encontrar componentes correctos de época para corregir los defectos o, alternativamente, trataría de encontrar a alguien que tuviese unos gustos más permisivos, para venderle el reloj en estado no restaurado.
Obviamente, todo esto es simplemente mi opinión (aunque es una opinión basada en las valoraciones que veo hacer a grandes coleccionistas de relojes vintage).