El primer coche no es malo, es peor.
Un disparate de diseño con una construcción obsoletísima y peligrosa que tan sólo se fabricaba en Checoslovaquia porque no había mercado libre, y del que no me explico cómo llegaron a venderse algunas unidades en nuestro país incluso aunque tuviera precio bajo.
En Occidente, todos salvo un coche con el mismo concepto se habían dejado de fabricar en los años '60 (y primeros de los '70 en algún país atrasado de éste lado como era España), salvo cierto modelo que debía haberse dejado de fabricar en aquella época y que incomprensiblemente la firma lo mantuvo por presión de unos aficionados fanáticos hasta nuestros días, el Porsche 911. El trabajo que han tenido que tener sus ingenieros para que semejante absurdo sea mínimamente conducible ha tenido que ser de premio.
El Skóda (y el 911) era un “todo atrás”. En su día, en nuestro país cogieron algunos “todo atrás”, principalmente los Renault Gordini y Dauphine, fama como “el coche de las viudas”, y el tuneo que se les solía hacer era poner un saco de arena o una pesada caja de herramientas en el maletero delantero.
El “todo atrás” o equivalente americano al Dauphine fué el Chevy Corvair.
Ralph Nader, un conocido outsider político estadounidense, que llegó a ser candidato a la Casa Blanca hace unos años, escribió hace medio siglo un polémico libro sobre la inseguridad de los coches americanos en general, y del Corvair en particular: Inseguro a cualquier velocidad: Los peligros de diseño del automóvil americano. Ese libro enterró los “todo atrás” en la industria americana, y también en la europea.
Unsafe at Any Speed - Wikipedia, the free encyclopedia
Ya que he mencionado el 911, ningún deportivo tiene desde hace eones motor trasero, sino, en todo caso, central, ésto es, delante del eje trasero. Mismamente el 928, que era un coche muy superior incluso estéticamente y destinado a sustituirlo tenía un V8 delantero, pero… a los puristas no les gustó.