¿Que no te lo sabes? :eek:
Pues anda que no es viejo…
*Pues cuentan que un fin de semana llegó la feria de la ciudad.
En un recinto montaron todas las atracciones: tiovivos, coches de choque, la casa de los espejos, el tren de la bruja, etc.
Además montaron varias tómbolas, pero la que llamaba más la atención era una donde había un tipo vociferando
- ¡un euro una preguntaaaaaa! ¡un euro una preguntaaaaaaa! ¡Premio segurooooooo!
La gente desconfiaba del tipo, pero todos los observaban con curiosidad. Hasta que un valiente se acercó, pagó un euro y le hicieron la pregunta
- Caballero, dígame: ¿en su casa quién manda? ¿su señora o usted?
El osado ciudadano miró de reojo a su esposa, palideció, tragó saliva y respondió con apenas un hilo de voz
- hombre… pues verá… mi señora.
La gente que lo observaron abrieron los ojos de par en par, mientras el feriante gritaba
- ¡Un pollito amarillo para el caballeroooooooooooo!
Le hicieron entrega de un precioso pollito de peluche color amarillo chillón que debió de agradar a la concurrencia, pues en seguida todos se pusieron en cola, dispuestos con el euro en la mano.
A todos les hicieron la misma pregunta. Todos respondieron con la misma respuesta. Todos ganaron el anhelado pollito amarillo.
Casi al finalizar la noche le tocó el turno a un individuo que se atrevió a contestar
- ¿En mi casa? ¡En mi casa mando yo!
La gente que le rodeaban contuvieron la respiración. Entonces, el feriante dijo
- ¡Un caballo negro para el caballerooooooooo!
Le hizo entrega de un precioso caballo negro de peluche, en pose encabritada, como la del símbolo de Ferrari.
La gente admiró la valentía del individuo, pero el resto de la noche solo se entregaron pollitos amarillos.
Al día siguiente, antes de que abrieran las atracciones, bien temprano, el feriante se acercó a la tómbola para arreglarla un poco antes de abrir, cuando se encontró al tipo del caballo negro esperándole en la puerta. Cuando se acercó, observó cómo el tipo sacaba el bello caballo negro de una bolsa que portaba, mientras le decía
- Disculpe. ¿No lo tiene de otro color?
El feriante tomó el caballo en sus manos. Entró en la tómbola y al rato salió diciendo
- ¡Un pollito amarillo para el caballeroooooooooooo!*