Cuidado con las compras por Internet.
Espero que os guste.
Saludos.
*MATEN A MI RELOJ
Siempre le gustaron los relojes, los tenía de alimentación solar, kineticos, eco-drive, pero cuando vio aquel reloj anunciado en e-bay de inmediato se sintió atraído por él.
El traductor automático de Google señaló algunas de sus características, pero lo que le decidió a comprarlo fue su “alimentación natural”.
Cuando lo recibió le extrañó su apariencia, nunca había visto nada igual, la foto que insertó el vendedor no se le parecía mucho.
No obstante se lo puso de inmediato.
Los jóvenes que le llevaron al servicio de urgencias, comentaron que lo habían encontrado tirado en un portal, musitando algo sobre su reloj.
Aquel hombre estaba prácticamente muerto, pálido y demacrado con apenas piel sobre su esqueleto.
Mientras le trasladaba en la camilla, el enfermero creyó escuchar como el hombre susurraba: -Maten a mi reloj, maten a mi reloj…
Sin duda está delirando, pensó y no le dio mayor importancia, pero cuando lo dejó en la zona de pruebas se lo comentó al doctor:
- El pobre diablo quiere que matemos a su reloj, está como una regadera.
El médico que cubría la guardia mientras le auscultaba se fijó en el reloj.
Era una extraña pieza de color verdoso/rojizo, muy suave al tacto, se diría que como de piel humana, se ajustaba a la muñeca con una pulsera elástica de las que no precisan hebilla.
En ese momento, el enfermo recobró el conocimiento y, mirando al doctor, le musitó:
-Maten a mi reloj, maten a mi reloj, es… y, sin poder acabar la frase, expiró.
El doctor, intrigado, intentó quitarle el reloj al cadáver pero por más que tiraba era imposible arrancarlo, parecía pegado a la piel.
Tomó un bisturí de la mesa del instrumental y se acercó al hombre con la intención de cortar la correa.
Cuando se disponía a hacerlo, el reloj, como si de un reptil se tratara, se desenroscó de la muñeca del muerto y, sin que pudiera evitarlo, se adaptó a la suya.
Al instante, sintió un leve pinchazo en la parte inferior de su muñeca y notó como poco a poco iba perdiendo la consciencia, recordaba una sensación parecida la última vez que donó sangre.
Sin fuerzas para pedir auxilio, sentía como el reloj palpitaba diríase que se nutría de él, después de una breve lucha, al fin, perdió el conocimiento.
Sus compañeros de la guardia le encontraron inconsciente, uno de ellos se inclinó sobre él y acercando la oreja a su boca, oyó que decía:
-Maten a mi reloj, maten a mi reloj, es… y sin poder acabar la frase, expiró.
El compañero, intrigado, intentó quitarle el reloj al cadáver, pero por más que tiraba…
FIN*