Como ya suponíamos, las rebajas en Ca Yema se deben a un cambio total de los calibres en todas las colecciones. Y el precio se ha disparado, un Superman que tenía un precio de 1.150€ ha pasado a 1.750. Es verdad que el nuevo calibre tiene una apariencia espectacular, aunque luego… en fin, todavía estamos esperando que se resuelva el culebrón de mi Superman GMT.
Los relojes, precio y fiabilidad aparte, molan bastante. Pero me preocupa esta escalada de precios como intento de “subir de categoría”.
Veo que no han cambiado calibres en “todas” sus colecciones, sino solamente en las más emblemáticas. El reloj de vuelo está muy chulo y se podría sacar por menos de 700€.
Yo creo que es esa dinámica perversa de los relojes que consideramos “buenos”. Tenemos la impresión de que cuanto más caros, son mejores. Esto funciona en muchos ámbitos de la vida, desde los abogados hasta la prostitución.
Por supuesto que Yema es una marca muy menor, con relojes muy atractivos que además te hacen sentir como un “entendido” que conoce marcas fuera del mainstream. Y me da la impresión de que el chauvinismo francés también funciona mucho. Pero a estos precios ya puedes empezar a plantearte otras marcas más conocidas y de calidad garantizada, Hamilton, MIdo, etc.
Y el tema de los calibres Morteau, que realmente son muy bonitos y parecen tencnológicamente muy adelantados, no sé si no es un rollo patatero. De tres Yema con el calibre 2000 que tengo, uno salió fatal.
Pero mirar su web por ahora no nos cuesta nada. Y luego tienen esa politica tan rara de precios, que te hace pensar que no es una marca “seria” del todo, que los rebaja muchísimo.
Eso si, el wristmaster slim, que juega a parecerse a un Genta o a un PRX, es un reloj muy bonito… por el que jamás pagaría ni dos mil, ni mil quinientos euros
Refiriéndome a la relojería en general, y no solo a Yema, puesto que es una estrategia desgraciadamente común en prácticamente todas las marcas, conmigo que no cuenten. Me parece injustificado y descarado el pretender ascender en la clasificación solo porque mis precios antes eran de gama media y ahora son de gama alta. Creo sinceramente que para ello dicha subida tiene que ir de la mano de muchas otras cosas, diseños novedosos, soluciones técnicas originales, complicaciones, calibre manufactura, mejoras de materiales, acabados, calidades,…, por supuesto, intangibles, etc. y esto me parece que no lo ha hecho ninguna marca.
Y lo peor de todo es que este chollo de estrategia (para las marcas) se lo hemos ido consintiendo los propios compradores, aún siendo los principales perjudicados, al seguirles el juego. Así es que ahora tenemos a Omega en precios de Rolex, a Tudor en precios de Omega, a Longines en precios de Tudor, a Seiko… Nótese que digo “precios” y no que compartan escalón.
Este es uno de los grandes motivos por los que desde hace un tiempo mi pasión e interés por esta afición se ha frenado drásticamente, hasta el punto de ir vendiendo muchos de mis relojes para quedarme con los 5 o 6 que más me llenan y, a continuación, retirarme a otra cosa.
Antes podías diversificar más dado que había muchas opciones y marcas por una horquilla de precios razonable, en cada franja encontrabas cosas realmente interesantes a buenas calidades.
Ahora todo ha pasado a más de precio, con mismas calidades y lo que hace es que a ojo crítico (como debemos ser los clientes) no compensen. El value for money se está perdiendo y lo único que consiguen es crear pereza a los compradores potenciales y acabarlos perdiendo. Porque el público general fuera de este mundillo, no se va a por un Yema o Longines, a penas se acercan a Hamilton.
Y pensar lo qué pagué por mi Superman acero bronce de 41 en la campaña de Kick y cómo se han ido subiendo a la parra. Eso sí, una vez que me “he dado” y asumido que esos +15 diarios son normales, tal cual me lo contestó la marca, voy encantado y algo tiene que cuando me lo pongo, me cuesta dejarlo.
Otra marca que va a ir perdiendo fuelle derivado de la escalada de precios.
Me quedo con esta reflexión, con mucha miga en su sentido.
Parece que todo lo que ofrecen las marcas lo tengamos que comprar. Podemos mirar y comtemplar como si fuera un cuadro ó como cuando vas a un museo. No hay porque querer comprarlo todo.