A pesar de la suavidad con la que manejaba el PAM 024, el calibre se despertó y me dije “Pero que demonis, adelante” y de esa forma jugué con el efecto de barrido en las largas exposiciones del segundero
Mi eterno compañero de los Panerai, el catalejo del XIX que da calor a una composición llena de acero, luminova, blanco y negro…me gustaba el contraste con esa piel marron cuarteada por casi dos siglos de vida
Chiquillo, es que lo tuyo si es ser Embajador Paneristi. Promoción, difusión buenas maneras y mejores imágenes… daños colaterales: la CRI nos come por los tobillos luego :ouch: