Añádase en lo de los motivos sentimentales en favor de Seiko, por la parte que me toca al menos, que es la marca que Sir Roger Moore gastaba en sus películas de James Bond, si bien es verdad que todos los relojes Moore-Bond se han quedado bastante obsoletos, excepto, quizás, el que mostraba en “Octopussy” (1983).
Si hablamos de los años setenta y ochenta, yo me decanto claramente por Seiko.
No obstante, desde los años 90 aprecio mucho a Casio por su capacidad para diseñar tantas variedades de modelos totalmente diferentes los unos a los otros, y tan originales, muchos de ellos.
Y, en cualquier caso, Casio es la marca que más abunda en mi colección.
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**El primer Casio que me llamó la atención, y que me compré, allá por 1993 o 1994. Entonces me pareció futurista, aunque ahora, quince años después, supongo que se ha quedado en retro-futurista.
Como podéis ver, este modelo muestra, abajo a la izquierda, un reloj de agujas, pero de agujas virtuales, que a las horas en punto hacen el efecto “nuclear” que se ve en la imagen.
Arriba, un segundero de barras progresivas -tan típicos hoy en día en los ordenadores para los porcentajes de los procesos de descarga- y en medio unas barras en la que se puede elegir entre ver el calendario o la hora en números en grande o en pequeño.
La barrita en blanco que se ve bajo el 3-20 es para los iconos de la alarma y del pitidito de las horas en punto, aunque en la foto están desactivados.
Sigue funcionando perfectamente -suelo ponérmelo los domingos-. La pena es que el calendario perpetuo se le acaba en 2016, dentro de ocho años…
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