[Advertencia: mucho texto y pocas fotos, riesgo de sopor]
Al fin tengo reloj nuevo.
Soy una persona de decisiones rápidas. “Resolutivo”, dicen en el curro. Casi siempre tengo las ideas claras, y si en algún momento aparecen dudas, defino unos criterios de decisión, me hago un Excel con las distintas opciones, y tomo la que obtiene más puntos. Excéntrico, sí, (deformación profesional…) pero rápido y objetivo.
Pues qué tendrá esto de los relojitos, que me ha llevado dos meses decidirme.
Mi Excel me decía que el reloj más adecuado a mis criterios era el GW-3500B con 21.5 puntos. Había un doble empate en segunda posición entre el Edifice ERA-132 y el DW-5030-C, con 20 puntos. El primero perdió puntos principalmente por no ser un g-shock, el segundo por no tener presentación analógica.
Ninguno de los 14 candidatos era un producto redondo (el máximo de mi escala eran 35 puntos), y aunque todos me gustaban, todos exigían sacrificar algo, y por eso he retrasado tanto la decisión.
Al final, como suele pasar, la decisión cayó por sí sola, y por algo que no estaba previsto en el excel.
Como edición limitada, el DW-5030-C no iba a estar ahí esperándome mientras me decidía. De hecho, ya estaba agotado en las primeras tiendas online en las que lo busqué, hasta que apareció en g-stock.
Ese toque de “urgencia” en cuanto a la disponibilidad del DW-5030C, y que cada vez doy más valor a las cajas de acero, me hizo decidir por puro pragmatismo. No estaba seguro de si sería la mejor opción, pero decidí echarle el guante antes de que fuera demasiado tarde. Y si al final echo en falta las funciones que sacrifico con este modelo, será la excusa perfecta para comprar otro reloj, y poder decirme a mi mismo que no ha sido por capricho, sino por una IMPERIOSA necesidad real (qué pasa, cada uno se autoengaña como quiere…).
Encargué el reloj, y recibí información de todo (confirmación, embalaje, envío) casi en tiempo real. En 24 horas el paquete estuvo en casa. Magnífico servicio, más propio de tiendas americanas (excluido el tiempo de tránsito, se entiende) que de lo que he visto habitualmente en España, con contadas excepciones.
¡Y ha sido amor a primera vista!
Mi primera impresión es que las fotografías, pese a que hay muchas y de excelente calidad, no le hacen justicia. Y como encima yo tengo que tomarlas con un móvil cutre… lo siento pero sólo voy a poner una, y por cumplir con el protocolo.
http://imageshack.com/scaled/640x480/199/xygm.jpg
En persona es un reloj desesperadamente bonito.
Lo primero que me sorprende es que me parece bastante pequeño. No veo un 5xxx desde principios de los noventa. Entonces mis amigos y yo éramos físicamente más pequeños, y el 5600 de uno de ellos parecía monstruoso en su muñeca. Esa impresión se me ha quedado grabada hasta ahora, y ha cambiado poco pese a haber visto un millón de fotos, que suelen tomarse con un zoom generoso.
Acostumbrado a los pequeños displays del AQ-164W, los dígitos del 5030 son muy legibles, y me he quedado prendado del tono cobrizo del display. Es una de las mayores diferencias que veo respecto de las fotografías. En persona parece más saturado y le da al reloj una elegancia sublime, por lo homogéneo de la presentación.
Y es que se trata de un reloj sorprendentemente “contenido” en su aspecto general. Tonalidades suaves y poco llamativas que se integran entre sí fabulosamente. La hebilla dorada, los botones coloreados… todo cuadra entre sí a la perfección. Al mirarlo transmite una sensación de conjunto, sin estridencias como el “monóculo” de los 7700. Parece que estuviera diciendo “tengo tan claro que soy especial, que ni me molesto en llamar la atención”.
De este modelo me echaba atrás que no respetase más la estética del 5000 original con su preciosa banda roja brillante (si el 5610 tuviese caja de acero, no me lo habría pensado tanto). En la práctica, al verlo en persona tengo que admitir que me equivocaba. Me sigue gustando más el esquema cromático de los 5000 y 5600 originales, pero el 5030 ha superado mis expectativas una vez lo he visto en persona. Para alguien como yo, conservador y contenido en el vestir y en el ser, los cobrizos suaves de este reloj son una maravilla. Y cuantos más días pasan, más me gusta.
Me ha sorprendido el aspecto de la caja y tapa roscada. El tono negro por el tratamiento PVD es más oscuro y mate de lo que parece en las fotografías, en las que los reflejos tienden a dar una sensación final más clara de lo que es en realidad. La verdad que es más bonita en fotos como esta:
http://imageshack.com/scaled/640x480/842/qqiu.jpg
Con el bezel desmontado, el aspecto de la caja en acero con el negro del PVD es espeluznante. Ahí ese negro oscuro sí que queda bien (la imagen no es mía).
http://imageshack.com/scaled/640x480/713/yf8k.jpg
Al tacto, las zonas con este tratamiento transmiten una sensación plasticosa, y al final, este tratamiento es mi mayor duda sobre el reloj.
Murphy mediante, el estreno fue el adecuado para un G-shock. Al llegar a casa me encontré una tubería del jardín con una fuga. Así que me tocó encorvarme debajo de un seto, cavar entre el barro (¿necesitaré también un mudman?) hasta llegar a la tubería y poner un enlace nuevo en posición de contorsionista. Todo, con el reloj recién estrenado puesto. No me he comprado un g-shock para tener cuidado con él y estar pendiente de quitármelo, por muy edición especial que sea. Eso es contrario a la esencia misma de un g-shock.
Se conoce que algo de tierra entró entre mi muñeca y la tapa, y por la noche comprobé que en apenas 12 horas de uso, el PVD ya tenía alguna pequeña rayadura. Hay que buscarla y tener la luz adecuada, pero ahí están.
No tengo claro si a largo plazo será buena idea tener la trabilla, los botones y la caja con tratamientos superficiales que tal vez no tengan un envejecer tan neutro y noble como el acero desnudo, y la verdad es que hubiera preferido que al menos la tapa, fueran de acero normal.
En el curro se lo estuve enseñando a un par de compañeros que sabrían apreciarlo (uno de ellos tiene un precioso G-2900 y tuvo un 5600 original).
El resto de los compañeros nos miraban como las vacas al tren. “¿Y qué tiene de especial? no es más que un reloj digital de Casio”. “Ptch… te habrá costado 7 euros en el chino”.
No me importó.
Sin duda, la mayoría de la gente que se compra un Patek-Phillippe lo hace porque valora tener una máquina maravillosa. Pero estoy seguro de que un buen porcentaje de ellos, lo hacen simplemente para que se vea que pueden permitírselo. Con un g-shock es todo lo contrario. Lo compras porque sabes lo que es. Y te da exactamente igual lo que parezca.
Perdonad el peñazo.
Un saludo de un feliz usuario de 5030C. (Ahora necesito excusas para regalarme un 3500B por mi cumpleaños).