Este puente he estado visitando algunos pueblos de La Rioja que me quedaban por ver. Ya sabéis: grandes embutidos, excelente vino y preciosos pueblos y monumentos. Revisando qué hacer en Santo Domingo de la Calzada además de visitar la catedral, vi dos palabras que dicen mucho: “museo+reloj”
Claramente visita obligada.
El museo del reloj y campanas está ubicado en la Torre Exenta a la catedral. La visita es totalmente recomendable. Tiene un precio más que asequible (2 euros adultos / 1 euro niños) y te gusten o no los relojes, se pasa media hora larga y entretenida y las vistas desde lo alto de la torre, bajo las 8 campanas que tiene merecen absolutamente la pena.
La recepción tiene una bonita esfera de reloj en el frente.
Desde ella se accede a un patio interior donde se guarda el reloj anterior de la torre.
Hay junto a él otro reloj y herramientas de fabricación.
El resto de la plaza alberga la colección de campanas del museo. Como muestra:
Ya en el interior y en la primera planta del museo dedicado a los relojes vemos una explicación con muestras de los diferentes tipos de escape.
La mayoría de las piezas, o al menos las más notorias son de relojería gruesa. También hay algún péndulo:
Este en concreto era absolutamente impresionante.
Y empezamos con los relojes “de bolsillo”. Un par de relojes horizontales “a la francesa”
Reloj triangular:
Relojes de jaula “a la inglesa”
Uno con sonería.
Y varios especímenes más: con horas, horas y medias, horas, cuartos y medias…
Me gustó especialmente el orden y limpieza con lo que estaba todo puesto. En pocos, por no decir en ningún museo he visto tan exquisitamente expuestas las piezas y con tan buen gusto. Además, el marco incomparable de piedra de la torre hacía que fuera una gozada disfrutarlas.
Esta es una vista de la primera planta desde la segunda, con parte de los relojes.
La segunda planta empezaba con algún reloj eléctrico, de fichaje e incluso un cuadro eléctrico. Pongo algún ejemplo pero a mí personalmente no me pareció demasiado interesante.
Al fondo en un rincón, un taller de relojero con su mesa de trabajo y una auxiliar con torno y el resto de herramientas.
Y en una vitrina abundantes útiles y herramientas tanto antiguas como algo más modernas. Algunas de muestra:
Y un montón de despieces y relojes de diferente índole.
Relojes de pared por todos lados:
De lo alto colgaba uno que me gustó especialmente, un reloj de bolsillo “adaptado a techo” Tendría metro y pico de diámetro.
Empezamos a subir por la escalera de caracol a la conquista de la torre y vemos el pozo de las pesas del reloj.
Y un poco más arriba nos encontramos la sala donde está el corazón de la torre, su impresionante reloj.
Tras unos cuantos jadeos llegamos a lo alto de la torre. Tiene 8 campanas, si no recuerdo mal, entiendo que cada una con su función. Las que nos interesan a nosotros son las del reloj.
Estas dos, que tuve el “placer” de “disfrutar” repicar desde 1 metro de distancia a las 12:00 del mediodía.
Terminamos con la protagonista de esta historia, la Torre Exenta de la catedral.
Y la cara del reloj como buenamente he podido retratar con mis medios.
Dicho esto, aún siendo un museo pequeñito, la visita está totalmente recomendada. Por menos de lo que cuesta una caña y en algunos sitios, un café, se pasa uno un buen rato en un lugar espectacular y además disfrutando del vicio. Y si no somos adictos siempre se pueden admirar las preciosas campanas viendo La Rioja desde lo alto.
Muchas gracias a todos los que hayáis llegado hasta aquí y por supuesto a todos los relojeros “oldschool” porque gracias a ellos estoy yo escribiendo esto y vosotros leyéndolo.