Muy interesante artículo.
La pugna entre las dos fábricas o divisiones de Seiko, entre la fábrica de Suwa Seikosha y la de Daini Seikosha, entre Grand Seiko y King Seiko, creando piezas cada vez más espectaculares, y, sobre todo precisas, hizo crecer a la marca y acabar adelantando por la derecha a la competencia suiza con el primer cuarzo y el fin de los concursos de cronometría.
Aún haciendo ambas divisiones piezas espectaculares, el nombre King Seiko quedó en el olvido, no siendo resucitado hasta recientemente, con un reloj con unos acabados tipo Grand Seiko… pero llevando un decepcionante calibre como el del Sumo sin fecha.
Aquí sí que diré que “todo tiempo pasado fué mejor”.