Lamentablemente, a veces, la simple mediocridad suplanta lo que debería ser una apasionada excelencia. Es paradójico que una actividad que bien podría interpretarse como una oda a la precisión, una exaltación tanto técnica como artística, termine exhibiendo los más burdos errores.
Como muestra, un botón. Tenemos aquí un modelo de la mencionada Excelsior Park un poco en la línea del Vulcain que abre el hilo.
El Vulcain monta Landeron 24, el Excelsior, Landeron 21. La opción más barata del Vulcain, 1.390€, la del Excelsior Park, $845. Ahora bien, imaginemos que lo queremos con el armis, el precio sube a $995, y sin reparo ninguno, en su web oficial, nos presentan esta fotografía.
Sin comentarios.
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Curiosamente, en las primeras décadas del siglo XX, la marca tuvo cierta relación con España. André Didisheim, nieto del fundador, se vino a Madrid para aprender el idioma y así poder ayudar en la gestión de las operaciones del negocio familiar en Sudamérica. Estando aquí fue jugador del Madrid F.C. (el actual Real Madrid) y del Athletic. Posteriormente sería director de Vulcain durante 50 años.
En 2023, Vulcain y Cronotempvs lanzarían una edición limitada conmemorativa del modelo Cricket, el Vulcain Cricket “André Didixein”.
Por otro lado, el Grand Prix que muestra en la esfera el modelo que abre el hilo se refiere al Grand Prix que la marca ganó en la Exposición Internacional de Barcelona, en 1929. La marca publicitó orgullosa el premio durante años y llevó esa notación en la esfera de muchos modelos.
Estos anuncios son de 1953,
Como curiosidad, en esa misma exposición de 1929, Zenith también recibió un “Grand Prix” pero en este caso por el diseño de su estand, lo que les llevó a replicarlo por completo al año siguiente en la Feria de Basilea,
y siguiendo con la Exposición Internacional de Barcelona, también Excelsior Park tomó parte y su colección fue premiada con un Diploma de Honor.
Volviendo a Vulcain, en aquellos años el distribuidor de la marca en España era la famosa relojería madrileña Coppel.
En 1934 Vulcain se convertiría en el cronógrafo oficial del Madrid F.C., usando su entrenador un crono Vulcain para controlar el tiempo de los entrenamientos. Ese año ganarían la final de la Copa de la República jugada contra el Valencia en Montjuic. Aunque más interesante me parece el hecho de que uno de sus modelos se habría podido convertir en reloj estratosférico pues iba a ser la marca que el entonces teniente coronel Emilio Herrera Linares, nuestro gran pionero y, como no, gran desconocido, iba a usar en su proyectado viaje. Así lo expresaba en una entrevista aparecida en el Correo de Mallorca, 9 de marzo de 1935.
Se puede leer el texto completo aquí. Y para quien no conozca la historia de este gran personaje,
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Gracias, @Tortuga_Shelly, una gran reflexión con la que estoy totalmente de acuerdo. Me parece bien que se recuperen marcas o no se permita que desaparezcan, pero no a cualquier precio y de cualquier manera. Por poner un ejemplo y volviendo a citar Excelsior Park, ¿qué necesidad había de resucitarla? La mayoría de clientes potenciales no tenían ni idea de su existencia previa. Por otro lado, se trata de una marca mítica que fabricaba sus propios calibres, especialmente cronógrafos, que luego además usaban otras marcas, ¿y la resucitas para montarle calibres genéricos? ¿Cuál es el sentido?
Hay marcas desaparecidas para aburrir y sin duda es fácil encontrar alguna que cuadre con un plan de negocio sin mayores ambiciones. Hay incluso quien se dedica profesionalmente a buscar y mantener un portfolio de ese tipo de marcas para gestionar la venta de sus derechos,
creo que no hay necesidad de comprar una con solera y una rica historia para luego despreciar por completo lo que fue su razón de ser y el legado que dejó. Pero es lo que apuntaba antes, simplemente se juega con la nostalgia y el gusto por los diseños “vintage”, no parece que se considere para nada todo lo demás.
Respecto a Enicar, como ya dije, los modelos que hoy en día portan esa marca le hacen un flaco favor. La historia de Enicar es rica y muy interesante. Fueron relojes fiables, innovadores, que nada tenían que envidiar a sus contemporáneos más recordados y que se usaron en todos los ámbitos.
Sus relojes estuvieron presentes en las dos guerras mundiales, ascendieron el Lhotse y el Everest (así como el Monte Kenia y el McKinley), fue el reloj que cruzó el Atlántico sumergido y atado al timón del Mayflower II, acompañó a Edwin Fälting cuando se recuperó el Vasa,
a Hans Hass y su esposa en innumerables inmersiones,
y los usaron también equipos japoneses de observación antártica. Relojes de cabina equiparon las aeronaves de Swissair, Japan Airlines y S.A.S… Además, fueron los elegidos por leyendas como Jim Clark, Stirling Moss, Gerhard Mitter y Geoff Duke, así como por íconos del ciclismo y el tenis como Eddy Merckx, Jacques Anquetil y Ken Rosewall. Incluso Pelé tuvo uno en su colección, el F45, un cronógrafo que montaba un Valjoux 23 modificado para tener totalizador de 45 minutos (más futbolero) en vez del habitual de 30. También fue marca que usaron Maurice Ronet, Alain Delon (mostró su Ultradive en varias películas) y Lino Ventura, entre otros.
El libro de Martijn van der Ven, Time for a Change, resulta de lectura imprescindible, así como visitar su web:
Con semejante historia, lo que la marca actual ofrece resulta casi un insulto. En contraste, lo único que verdaderamente honra su legado es el homenaje de un grupo de apasionados: la micromarca alemana Sherpa. Sus relojes destacan por propuestas técnicas interesantes (y no me refiero al mantramatic), aunque por ahora se centran exclusivamente en el modelo Ultradive y sus precios son considerablemente elevados.