En esta ocasión, me voy a retrotraer a casi los inicios, para homenajear a un grande, alguien cuyas creaciones forman parte de la imaginería popular, aunque se desconozca por completo su obra, siempre nos viene a la mente una escena concreta de sus obras, ¿recordáis esa luna con cara humana, cuyo ojo derecho se ve atravesado por un enorme cochete?, seguro que si, se trata del inigualable Georges Méliès, el llamado Mago del Cine, alguien que reinventó el cine espectáculo para el mundo, y que le dio carta de pleno establecimiento como medio de entretener a las masas, con sus trucos de vodevil, sus aparatosos preparativos, el invento del paso de manivela (que permitía cambiar cosas sin que el ojo humano lo detectara, para conseguir de esa forma sus trucajes en pantalla, tales como desapariciones misteriosas, apariciones de la nada y similares).
Este hombre tenía un negocio de teatro y magia, fue uno de los ilustres asistentes al evento del siglo, la proyección de los hermanos Lumière en la Société d’Encouragement à l’Industrie Nacional en París. Tras una dura negociación con Auguste y Louis (los cuales consideraron siempre que su invento no tendría repercusión comercial alguna) que resultó infructuosa, consiguió que otro inventor con un artefacto similar, Robert William Paul, le vendiera uno de sus cinematógrafos, y así empezó la magia de este genial hombre.
Una de sus obras cumbres, la celebrada (“Viaje a la Luna”, 1902), es un claro ejemplo del tipo de cine desarrollado por su estudio, el primero de Francia, una estrutura mecánicamente diseñada para los rodajes, podía incluso girar sobre si misma, para aprovechar la luz solar. En la obra, unos intrépidos científicos aventureros, desean llegar a alunizar de alguna manera y urden un plan, salir en un enorme cochete, disparados por un gigantesco cañón, que al fin les llevará al ansiado destino, allí, verán a los Selenitas, y tendrán lugar misteriosas aventuras.
Os pongo la película completa, un cortometraje de pocos minutos, para que la disfrutéis, esta versión en concreto, fue presentada en la Sección de Honor del Festival de Cannes, para homenajear al insigne director, cuenta con unos virados de color, al estilo clásico, que son un prodigio de artesanía, sin más, ahí va.
Deciros como último apunte, que el resurgir del arte de Méliès, vino de la mano de un avezado director de espectáculos en los años 20, que encontró al maestro en su retiro, vendiendo chucherías y pequeños juguetes en un puestito de la Estación de Montparnasse.
Un saludo.