Sarajevo, año 1914.
La comitiva del archiduque Francisco Fernando de Austria sufre un atentado por parte de un grupo de nacionalistas serbios. El archiduque resulta ileso, pero en lugar de refugiarse hasta que se aclare la situación, que sería lo sensato, va por sorpresa a visitar a un hospital a las víctimas, cuando su chófer va y se equivoca de calle. Mientras, uno de los nacionalistas compinchados para perpetrar el atentado anterior, Gavrilo Princip, frustrado por el fracaso del chapucero complot y dando éste por perdido, espera en la cola de una pastelería para comprarse un sandwich… Princip se encuentra sin esperárselo y de frente al archiduque en un coche descubierto por puñetera suerte para él.
Y ese cúmulo de casualidades hace que un tirador sin experiencia acabe siendo la chispa que haga que una Europa llena de alianzas cruzadas entre naciones vuele por los aires…
…alianzas que, en buena medida estaban motivadas porque tres primos, reyes respectivamente de Alemania, Inglaterra y Rusia, tenían ganas de guerra, mala relación y envidias previas. Otra cosa que hubiera cambiado la historia es que el archiduque, a diferencia de esos reyes de las otras potencias europeas, no era de carácter belicista, y probablemente hubiera limado asperezas entre ellas si hubiera estado vivo y esa chispa hubiera saltado en otro sitio.
Sin ese cúmulo de casualidades, la historia de los últimos 110 años hubiera sido completamente distinta. La PGM supuso la desaparición de los imperios austrohúngaro y turco, la pujanza de EEUU, que Rusia acabara siendo comunista, o la aparición del fascismo en Italia. El leonino tratado de Versalles tras la guerra hizo que Alemania tuviera una desastrosa república de Weimar primero y el nazismo después. Y una SGM y un mundo en bloques.
A diferencia de la posterior SGM, donde caían países en días y los frentes avanzaban a toda velocidad, la Gran Guerra se disputó casi metro a metro en batallas que fueron auténticas carnicerías. Somme, Verdún, Marne, Gallipoli, y en ofensivas de lento avance como Brusilov, de los 100 días, de primavera…
y se disputaban en hacinadas trincheras insalubres y llenas de barro, donde los soldados tenían que hacer frente a las balas enemigas, a las enfermedades, a la dura disciplina y a ataques con gas o lanzallamas.