ESPAÑA II. SALAMANCA, (Castilla y León. Horario invierno GMT +1)
RELOJ DE LA PLAZA MAYOR.
Salamanca, Helmántica o Salmántica fue fundada hace más de 2.700 años. Se encuentra a 200 km. de Madrid y también es llamada Roma la chica, por la cantidad de iglesias y diferentes estilos arquitectónicos de sus edificios. Monumental y universitaria, cuenta con una de las universidades más antiguas de Europa y una de las más hermosas plazas del Mundo. Cuatro fachadas tiene, la norte y pabellón principal, el Consistorial, esta coronada por una espadaña que aloja un reloj con sonería de sus tres campanas, para los cuartos, las medias y las horas en punto. A veces sincronizan las notas de conocidas melodías con motivo de algún acontecimiento o aniversario, pero siempre sorprenden con su limpio sonido.
La plaza Mayor es de estilo barroco y comenzó a construirse en 1729, por el arquitecto Alberto Churriguera (1676-1750), arquitecto que dio lugar al “estilo Churrigueresco, basado en el barroco, pero con adornos más detallados sin llegar al plateresco, es un estilo muy extendido por Hispanoamérica como veremos más adelante.
*Escultura ubicada en una de las salidas, por el arco central del pabellón que da a la plaza Poeta Iglesias, simula el acto de firma del encargo a Alberto Churriguera por José del Castillo y Larrazábal (Marque de Francos) artífices de la construcción.

Se construyó por pabellones *fachadas), en varias etapas y periodos diferentes, porque tuvieron que lidiar con los derribos, expropiaciones y trámites burocráticos de los solares colindantes hasta levantar la nueva edificación. Miguel de Unamuno, la definió de la siguiente forma: “Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico”. Es trapezoidal, al no poderse construir cuadrada porque la fachada sur del Pabellón de San Martín, se encuentra la iglesia del mismo nombre y esta no se podía tocar. Cuenta la leyenda que fue aquí y entonces cuando se acuño la frase “Con la Iglesia hemos topado”, quedando la iglesia semiencastrada en la propia plaza. Se terminó en el año 1755 por García de Quiñones, tras el fallecimiento de Churriguera. Ahora bien, la espadaña del reloj no fue colocada hasta el año 1852, casi cien años después.
LAS CAMPANADAS DE LA NOCHEVIEJA UNIVERSITARIA SALMANTINA.
Salamanca es ciudad cosmopolita, con más de 40.000 estudiantes de todo el mundo y el reloj de la Plaza Mayor es mítico lugar de ‘quedadas’ y encuentros. Desde el año 1999, con el cambio de milenio se sigue una tradición que comenzó espontáneamente por unos pocos estudiantes, antes de partir a sus casas por las vacaciones de Navidad.
Estos, quedaron en la Plaza Mayor para despedir el año junto a sus compañeros de clases, residencias o pisos compartidos, comiendo unas “gominolas” al ritmo de las doce campanadas del reloj de la Plaza. Hoy en día el seguimiento es mayoritario y el último jueves lectivo de diciembre de cada año, se reúnen cerca de 50.000 personas, residentes o venidas de todos los lugares, a comer las gominolas de la nochevieja universitaria salmantina al toque del reloj de La Plaza.
La maquinaria original del reloj, a la que había que darle cuerda manual, se encuentra en desuso en un cuarto anexo a la espadaña y fue sustituida por un mecanismo electrónico que supuso la recuperación de los sonidos tradicionales de las tres campanas del reloj y sus melodías, eso sí con descanso nocturno, que ya bastantes ruidos soportan los vecinos por el privilegio de vivir en la Plaza. El reloj dispone de un mecanismo de reserva de marcha para el caso de que haya cortes en el suministro eléctrico.
Salamanca bien merece una visita: Es desde 1988 ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, en inglés United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization). Es monumental, con su puente romano y Lazarillo del Tormes, sus catedrales: la Vieja, de estilo románico y la torre del gallo; la nueva mezcla de estilos, gótico tardío, renacentista y barroco. La torre principal aloja un reloj, recientemente arreglado después de muchos años sin funcionar, no tantos, pero casi, como años hace que ocurrió el terremoto de Lisboa (Portugal) del año 1755 en que tembló Salamanca, por ello la torre de la catedral estuvo en riesgo de caerse y la torre se inclinó bastante. Observar que las 3/5 partes de la torre desde la base carecen de adornos, es consecuencia del muro de piedra perimetral apiramidado que hubo que hacerle para nivelarla y protegerla del derrumbe, hay una leyenda que dice que interiormente al muro hay una gruesa cadena que la abraza.
El hecho ocurrió el día 1 de noviembre, día de todos los Santos a las 9,30 horas, la iglesia estaba abarrotada de fieles católicos, los cuales a pesar del derrumbe de las balaustradas y cornisas de piedras en el interior no resultaron heridos, por ello desde entonces como símbolo de agradecimiento de “los Mariquelos” cada año por esa fecha escala un heredero de la tradición la torre hasta la cruz de la cúpula y allí arriba vestido de charro toca la flauta y el tamboril, dejando colgadas las baquetas en la veleta de la cruz para el año siguiente.
La Universidad de Salamanca (USAL) con más de 800 años de antigüedad primera de España y cuarta de Europa cuenta con una fachada plateresca divida horizontalmente en tres cuarteles en el que las tallas son más grandes a medida que se elevan, destaca el medallon de los Reyes Católicos y lo más popular es encontrar la rana pero no lo más importante, sino apreciar todo el conjunto esculpido en la piedra dorada de las canteras de Villamayor y pasear por el patio de las Escuelas Mayores emulando a Fray Luís de León, quien después de estar preso años, regresó y comenzó su clase con la frase “decíamos ayer…”, o conocer el derecho al pataleo que puede fuese acuñado en la Universidad de Salamanca. En el siglo XVI, estudiar no era para cualquiera ni todos lo hacían con los mismos recursos. Los más acaudalados tenían ventajas sobre todo ante la falta de calefacción y ello dio origen al derecho al pataleo. En los fríos inviernos a orillas del río Tormes, los alumnos más ricos tenían derecho a sentarse en las poltronas y sus criados le ponían un brasero encendido debajo del banco. Los más pobres, para ganarse un dinero con que seguir estudiando, iban más pronto al aula y se sentaban en los bancos para calentarle el asiento (hoy tambien hay quienes calientan el asiento, pero con otros propósitos) a los más adinerados.
En el patio de las Escuela Mayores, junto a una secuoya roja traída de América del Norte con más de 32 m. de altura y más de 150 años de vida, hay un pedestal de granito y sobre él, se encuentra un pequeño reloj solar de plata y cobre con las horas solares y los signos del zodiaco.

En la cercana calle Serranos, una antigua tienda tradicional vende medallones bañados en plata, réplicas de este reloj.
*Alinear al Sur, en el hemisferio norte, en el hemisferio sur, se alinea con el norte. En el centro tiene una espinela talla cabujón, la luz de sol incide por la parte superior (en la foto el pequeño puntito que brilla) atraviesa la piedra semipreciosa y se reflecta por el lado opuesto sobre la escala horaria (puntito más grueso), aquí marca las 09,30 horas solares, GMT, zulu o UTC, cualquier forma de expresarla es correcta.
Cuando los estudiantes pudientes llegaban, los alumnos pobres pasaban al fondo y de pie solo podían apoyar las posaderas en un palo horizontal a modo de banco (similar al que en las películas del oeste los vaqueros atan sus caballos antes de entrar al salón), en la parte trasera del aula y junto a las puertas el frío podría resultar paralizante. Así es que cada cierto tiempo había un lapsus en el que podían patalear y saltar con fuerza para calentarse el cuerpo. No protestaban, solo combatían el frío y así se ganó el derecho al pataleo. No les era posible a los humildes vencer las diferencias sociales, pero al menos ejercían su derecho. Actualmente según la RAE, el derecho al pataleo es: la última y vana actitud de protesta que adopta o puede adoptar el que se siente defraudado en sus derechos.
Como los ricos podían estudiar calentitos y dado el prestigio que pronto adquirió la universidad de Salamanca, las mejores familias de la época enviaban a sus hijos a ella a estudiar con el dicho: “quien quiera saber, a Salamanca a aprender” pero nada más llegar lo primero que se encontraban era el lema y que hoy perdura, en latín “Quod natura non dat, Salmantica non prestat” (lo que natura no da, Salamanca no lo presta).
Caminando, caminando se llega a la otra Universidad de Salamanca, la Pontificia (UPSA) con colegio jesuita e iglesia grande cual catedral por su majestuosidad, a la Torre del Clavero, a la Casa de las Conchas (con su leyenda también, pero para otro día) y al convento de San Esteban de los Dominicos, donde se fraguó la expedición de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo y cuenta la leyenda que convenció al confesor domínico de la Reina Isabel la Católica para que esta le financiara la expedición, diciendo que sería capaz de llegar las islas de las especias navegando hacia el oeste, tan fácil cómo que era capaz de poner de pie y sujetarse solo un huevo de gallina. (En aquella época había dudas si la Tierra era redonda, hoy dia lo mismo piensan los tierraplanistas)
Justo detrás de los dominicos está el Colegio Calatrava iniciado en 1717 por Joaquín Churriguera, el hermano mediano de la familia**,** Alberto el pequeño y José el mayor, juntos exportaron por todo el imperio su estilo y arte arquitectónico de fachadas y retablos de los altares mayores de las catedrales, desde Salamanca hasta las catedrales de Buenos Aires (Argentina) y Lima (El Perú) entre otras.

El símbolo de la Orden Militar de Calatrava es la cruz del mismo nombre. Cruz griega o latina, de cuatro brazos iguales terminados con flores de Lis y a su vez esta cruz es el logotipo de la marca relojera suiza Patek Philippe y uno de sus relojes más emblemáticos, el Calatrava.

No os perdáis una visita a la Casa Lis, mezcla de Art Decó y Art Nouveau, el palacio Monterey de los Duques de Alba y para rematar el día ver la puesta de sol desde el Huerto de Calixto y Melibea, jóvenes enamorados de la tragicomedia “la Celestina” de Fernando de Rojas, tal vez fuese fuente de inspiración para Shakespeare para su Romeo y Julieta, más que nada porque la Celestina fue escrita unos 100 años antes, (veo yo que no solo en los relojes existen copias u homenajes). Admirar los monumentos de la Plaza de los Bandos (que también tiene su historia, pero ya para otra ocasión) con la torre del reloj de lo que fue la sede de la Unión y el Fénix en la ciudad junto al antiguo banco de España hoy museo.
PLACER GASTRONÓMICO
Helmántica es la cuna centenaria del español, pero en sus restaurantes se hablan todos los idiomas gastronómicos, tanto en los mesones tradicionales, como en los restaurantes con soles REPSOL y estrellas Michelin, se podrán degustar variadas recetas culinarias, desde las exquisitas tapas de jeta asada, palomas, farinato y chanfaina hasta el solomillo de morucha y los asados o cochifritos de tostón, cabrito o cordero y desde los más exquisitos ceviches de fusión culinaria hispano-peruana del Chef Víctor con estrella, a los callos, mollejas y kokotxas rebozadas o al pil pil de José, hermano de Mané del restaurante “Soleado” Pucela. Eso sí, que no falte el jamón ibérico de bellota, ni dejes de probar el clásico hornazo desde “el lunes de aguas” hasta cuaresma y, para terminar una tarta Regina con unas obleas y un trago de aguardiente serrana.
Próxima parada: Cartagena (Región de Murcia)